ORIGEN DE LA COMIDA EN CONSERVA
El envasado es un método para poder conservar los alimentos. Consiste en calentarlos a una temperatura que destruya todos los posibles microorganismos presentes y sellarlos en tarros, latas o bolsas herméticas. Debido al peligro que suponen los distintos agentes patógenos, el único método seguro de envasar la mayoría de los alimentos es bajo condiciones de presión y temperaturas altas, normalmente de entre unos 116-121 ºC.
Los tarros de cristal empezaron a ser sustituidos por latas o botes de hierro forjado, que eran más baratos, fáciles de fabricar y tenían mucha más resistencia. Los abrelatas no se inventaron hasta unos 30 años después. En un principio, los soldados (los principales usuarios de las conservas), tenían que abrir las latas con sus bayonetas o romperlas usando algún objeto contundente, como pierdas. El primer ejército en implantar la comida en conserva fue el ejército francés, pero el proceso de enlatado era muy lento. Era incluso más rápido el transporte de productos frescos que la propia manufactura de los alimentos enlatados.
Tras las guerras Napoleónicas, el proceso de enlatado de alimentos en conserva se vio perfeccionado, llegando a zonas como los Estados Unidos u otros países europeos. Una vez inventado el envasado el vacío, aún era muy costoso la manufacturación de las conservas, ya que se tardaba unas 6 horas en preparar los alimentos. Con la modernización de este proceso, esas 6 horas se convirtieron en 30 minutos.
Como ya hemos dicho, la comida en conserva estaba destinada prácticamente al ejército. Aunque una vez llegado el siglo XIX, ya se podían encontrar gran cantidad de estos productos en tiendas locales de todo el mundo.
Las conservas han ido evolucionado hasta nuestros días: de simples frascos de cristal a envases tan modernizados como los tetra pak o tetra brick.